martes, mayo 09, 2017

Los alcohólicos de Chile, de José Ángel Cuevas

A los alcohólicos de Chile / Quién los mató?
Quién los vengará?

sus corazones mitad agua
mitad sol / sus corazones

Los alcohólicos de chile lloran
llevan su pedazo de locura pegada al pellejo
vencidos parcialmente por la vida
por la muerte

como los araucanos
no fueron capaces de seguir disparando
tiraron la toalla
(pero no esos alcohólicos frívolos
pintiparados
platudos)

Los que aquí cayeron
la otra sangre derramada
sentados a orillas del camino de la vida y
sin saber nada
movieron los ojos a las nieves eternas

Honor y Gloria a los alcohólicos de chile


Quién los mató?
Quién los vengará?

Batallas por la memoria

Probablemente uno de los temas más difíciles y desafiantes de determinar sea esa zona donde derechos humanos y el sector de la sociedad civil involucrado se relacionan con la (perdón por las comillas) “gente común”, es decir, aquellos (muchos, mayoría) que no tienen un vínculo afectivo y simbólico con lo que pasó. Se escribió y pensó mucho al respecto, y muchos podrían con buenos argumentos pensar que es imposible que no haya “vínculo” entre cualquier ciudadano y la Historia, esa Historia. Una forma de abordarlo podría ser pensarlo en la geografía, como una tensión entre centro y periferia: la memoria es urbana, céntrica, organiza la ciudad, y tiene muchas veces una suerte de preponderancia de clase y se debilita hacia la periferia. Es un campo de lucha donde quienes mejor detentan un capital cultural se imponen, ejercen su memoria (la dictadura se cobró también víctimas en las clases medias, como nos recuerda Javier Trímboli que decía Tulio Haperín Donghi en “¿Qué quiere la clase media?”), y las víctimas y la violencia en las clases populares podrían significar un menor sobresalto, ya que esa violencia estatal es, fue y será una constante para los pobres. Algo así. Perdón si no soy tan específico o suena como mala sociología.

Desconurbanizar el peronismo

Gobernar la Argentina no es poblar, es gobernar el Conurbano que esta superpoblado. Suena feo, pero es real. La Argentina no se reduce al Conurbano, pero sin gobernarlo no se puede gobernar el país. Alfonsín y De la Rúa no pudieron. Menem, tercerizándolo en Duhalde, y Kirchner, tomando por asalto el duhaldismo, lo entendieron de entrada. De hecho, Cristina encontró su destino sudamericano enfrentando a "Chiche" en 2005. Anoto en la libreta que me gusta más decir "Gran Buenos Aires" que "Conurbano", una palabra ya demasiado estetizada para bien y para mal.