viernes, noviembre 26, 2010

Este domingo en Ni a Palos Gonzo escribió: "Acá tenés el software para la liberación". Imperdible.

A suerte o verdad

Por Pablo E. Chacón

Fue una conversación casual que se interrumpió cuando la persona con la que estaba hablando me contó que Federico Luppi, actor por el que no siento ningún aprecio, no había venido sólo a Uruguay a insultar a Mirtha Legrand y a Susana Giménez y a estrenar una obra de teatro. No, el tipo también había llegado a la banda oriental a arreglar (o a intentar arreglar) la situación de un hijo extramatrimonial hasta al que hace poco tiempo sólo le pasaba cien dólares mensuales. Como los temas personales y los de la farándula no son de mi interés -cada uno tiene su modo de desear y de gozar- no le di mayor importancia a la cuestión hasta que agregaron que el actor era un golpeador reconocido. Bien, subí en un sitio en el que trabajo dos notas sobre las agresiones de Luppi a Legrand y Giménez, ignorando que este señor mandó a su esposa, Haydée Padilla, La Chona, dos veces al hospital a causa de las trompadas que supo propinarle. Es una noticia que hizo pública el periodista Luis Ventura, y que me confirmó telefónicamente, al punto de ofrecerme la grabación con las declaraciones que la señora Padilla ofreció esta mañana en su programa de radio. Justo en el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

Seguramente, en el programa cómico 678 dirán que es una operación de prensa destituyente contra un demócrata probo perseguido por la Triple A. Luppi no se fue perseguido por la Triple A sino por los amigos de su mujer, que querían mandarlo en cana. Su ceño adusto no hace más que confirmar que su falta de sentido del humor es la otra cara de la violencia (reprimida o no) y que el cine argentino, exceptuando los honrosos casos de Hugo Santiago y de Rafael Filippelli (y quizá de Lucrecia Martel y Lisandro Alonso) no es más que una bosta, aunque esa es mi opinión y admito que puedo estar equivocado. Lo que no puedo admitir es el grave error cometido al escribir esos cables, porque a Luppi lo defenderán los revolucionarios de último momento y el oficialismo televisivo sin dudar un segundo, sólo porque expresó solidaridad con el duelo de la presidenta de la Nación y por haber insultado a dos personas que con todo lo que pueda decirse, quizá hayan hecho más por la industria del entretenimiento local que Luppi, sus epígonos, sus admiradores y sus alcahuetes. Justo en el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer.

jueves, noviembre 25, 2010

Los diputados no deben irse de vacaciones sin discutir y Dios quiera, aprobar la intervención a los tres poderes institucionales de la Provincia de Formosa. Una vez el poeta Cristian De Napoli dijo una frase que era más o menos así: voy a creer en el kirchnerismo mientras D'Elía lo acompañe. Su local de Once es el veradero INADI, se podría decir. Buen post de Fede.

(Comunicado)

Me llega mail que dice

Martín, estamos en un día histórico, de mucha euforia, le ganamos a las corporaciones médicas psiquiatricas y a los laboratorios... tenemos ley nacional de salud mental y derechos humanos... se van a terminar los manicomios... es por esto que...
Malos días. Lo de Formosa + la incubadora de conflictos gremiales. Hoy lo de Página 12, y todo el repertorio de miserias del mundo Spolsky. Ahora, también, la constante vista gorda en esta ciudad por toda la energía militante que la Policía Metropolitana se lleva... Las paradojas: se pudo congelar judicialmente el uso de las pistolas Taser mientras por lo menos hay una denuncia formal sobre "la portación visible y uso de picanas eléctricas" por parte de la Policía Federal en la misma ciudad.

Comunicado

...

miércoles, noviembre 17, 2010

Universidad Torcuato Di Tella

Me llega:

El Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales

Seminario: "Entre la ausencia del Estado y la presencia del puntero: racionalidad política en el Conurbano Bonaerense"

Rodrigo Zarazaga (University of California, Berkeley)

Jueves 18 de noviembre, 17hs

Aula 301, Sede Miñones (Miñones 2177)

*Entrada libre y gratuita*No requiere inscripción previa*

El derecho de vivir en paz

El domingo en el informe sobre las elecciones de Estados Unidos de uno de mis programas favoritos (DEF tv, C5N) se percibía lo mismo que dice Puricelli acá. El Tea Party puede ser una simple expresión de impaciencia por el amesetamiento no sólo económico sino político de Obama... Una guaranguería menor, y que recuerda un poco el rostro integrista de un país reproductor que ganó los 1,2,3 Vietnams menos Vietnam, la guerra que tenía que perder para ganar la batalla global. Rambo murió tan solo como el Che en una selva desconocida. Finalmente Obama reelige, concluían los analistas del kirchnerismo gusano. Y dieron a entender que hay una cosa hermosa en el sistema de gobierno de Estados Unidos: toda la libertad de maniobra que su presidente tiene hacia afuera es inversamente proporcional al condicionamiento parlamentario para las políticas internas. Y esa ambigüedad de políticos a los pies de un pueblo laborioso con la visión de que son un imperio, y que como todo imperio "hacen lo que quieren", es parte de la misteriosa diosa razón de la democracia o de un malentendido... A la humanidad: a pesar de todo, nos tocó vivir en la era del mejor imperio.

lunes, noviembre 01, 2010

Kirchner y "nosotros"

por Alejandro Rubio*

Se despide a un líder político desde un “nosotros”. ¿Cómo definir a ese “nosotros” que, en su acepción política, siempre es excluyente, por más amplio que sea? No vale en el caso de Néstor Kirchner apelar al “pueblo”. Kirchner no fue un líder populista, no al menos como lo fue Perón y como lo es Chávez. No porque su matriz ideológica fuera otra, liberal o clasista: Kirchner era tan peronista como Adolfo Rodríguez Saa y mucho más que De Narváez. Fue de hecho el que retomó, después de que Menem contradijera al peronismo con el peronismo, las directrices ideológicas que hicieron a ese movimiento liberador, progresivo e inspirador. Sin embargo, era un político peronista que en gran parte de la masa peronista inspiraba menos afecto y aprobación que Menem. Se acudió recurrentemente a una explicación psicológica de esto. Se habló hasta el hartazgo de su carácter seco y confrontativo, de sus malos modales, de su desprolijidad comunicacional, de su insanable falta de carisma. No creo que por esta vía se llegue a entender nada del ciclo kirchnerista en particular y de la Argentina en general. Creo más bien que el particular escenario post 2001 parió a Kirchner y después buscó hacerlo su chivo expiatorio. Kirchner fue el político perfecto para un pueblo que odia a los políticos, porque era íntegra y solamente un político. Y la parte no dicha del “que se vayan todos” era la que susurraba sin palabras “pero que venga alguien, por Dios”. Kirchner tuvo el valor de ser ese alguien y de bancarse el odio lógico de una concepción del país fundamentalmente mentirosa e hipócrita. Con Kirchner, el pueblo tenía razón en general, pero no la tenía en particular. Tenía razón en odiar a los políticos, pero no en odiar la política, esa política que él amaba: una política elegíaca que, a fuerza de tesón, pasando por el gris de De Vido y Alberto Fernández, retoma hoy metálicos brillos épicos. Kirchner le concedía a Fogwill: sí, la democracia nos cagó. Pero ponía un pero enorme: en el mundo no hay más que democracia y de nosotros, de nuestro coraje e inteligencia, depende que no nos siga cagando.

De vuelta, entonces: ¿cómo definir el nosotros kirchnerista, por qué hay más de uno que dice “soy kirchnerista”? Es una yuxtaposición, pienso, todavía no del todo sólida, de varios pequeños “nosotros” que por sí mismos y sin él no habían logrado adquirir ni poder institucional ni hegemonía cultural. El nosotros militante, el de los 70, el de los derechos humanos, el de los activistas gays y lésbicos. También un nosotros más difuso, una vaga mancha de disconformidad que arruinaba el consumo cultural de ciertos sectores de la clase media. Ese sería el nosotros de Russo o Barone. Y, lo más importante, un nosotros generacional, el de la generación nacida y criada en democracia que vio en sus hogares como se desgajaban las primeras e inocentes esperanzas democráticas para ser reemplazadas por puro cinismo y desesperación autodestructiva. Ellos entendieron la conversación soterrada entre Kirchner, el hombre de las doscientas palabras, y Fogwill, el hombre que sólo tenía palabras, porque esa es la conversación más crucial para nuestra conciencia política y nuestro futuro como ciudadanos argentinos. Por supuesto, el digital Asís puede reírse socarronamente y traer a la luz un nosotros más aceitoso: el del millón de alianzas y tramas de intereses, desde los acuerdos con lo que Alfonsín llamó “los capitanes de la industria” hasta la vista gorda hacia mucho de lo peor del PJ noventista. Se le podría responder con amabilidad y sin ponerse nerviosos que aquí no estamos hablando de lo que Kirchner heredó, de la política argentina zombie llena de muertos vivos aún capaces de matar, sino de lo que Kirchner nos lega.

¿Qué nos lega Kirchner? La costumbre del coraje y una tarea inacabada: la de, dicho en términos clásicos, construir un país y una región justas, independientes y soberanas, o, en términos más coloquiales, la de que Sudamérica se sacuda de encima la fatalidad de la desdicha y nuestros hijos vivan una vida más plena y feliz que nosotros, los que nacimos entre 1960 y 1980 y que, inorgánicamente, más con palabras que con hechos, acompañamos a Néstor Kirchner en el camino a su paz eterna que mucho, creemos, no le va a gustar, porque queda tanto por hacer antes de permitirse descansar.

*Maia
Clima de 2003, volvió el viejo "juntémonossss". Bueno, sí. No hay que armar bandas de garage. Hay que pedir La Orga, pero ojo los embudos, los cuellos de botella de la participación. "¿Cómo hago para estar en el fuego?" No, no, no, loquito, encendelo vos. Frotá las dos piedras que seguro tenés en las manos. Hermosos Mis Muertos Post-Punk.