martes, junio 30, 2009

¡Cerremos los blogs! ¡Salgamos al sol! ¡Pongamos el oído en la gente, en la ciudad del cantar, del cántaro, del cantor! Donde el repartidor de pizza y el paseador de perros ¡cantan! y el tachero, el que te limpia el parabrisas, el que te vende los cuadernos Gloria en la esquina de Córdoba y Azcuénaga ¡cantan! y el que no canta cuando están secas las pilas de cantar empieza a silbar la misma canción que cantan todos… ¡Todos cantan! Como el diariero a las seis de la mañana del puesto de Caseros y Dean Funes que le sonríe al que baldea la vereda, que le regala el clasificado de ayer al mozo del Globito: los 3 cantan. Y el que pasa en bici con el pan les silba la misma canción y ellos se ríen. No sabían ellos que estaban cantando la misma canción. ¿No saben ellos que están cantando la misma canción desesperada? El que toca en su guitarra criolla el riff de Deap Purple porque nada suena tan feo como ese riff y canta en el portero eléctrico para que el portero que se quedó quieto exactamente quince minutos con la manguera y el agua en el mismo punto fijo ¡cantan la marcha mundialista de Italia en castellano! Uno durmió, el otro no durmió, los dos cantan el hitazo de la vuelta de la canción por todos. Canta el portero que le tira el chorrito de agua a la hija del chino que pasa casi dormida en pleno invierno para despabilarla, ¿y sonríen los dos? ¡Sonríen los dos! La mucama que pasea el perrito de mierda en la plaza Chile saluda de lejos al que vende fundas de celulares y está mirando para los cuatro costados por si viene la policía que, a su vez, llega cantando su Marcha de la Juventud Argentina… ¡Cerremos los blogs! La gente está cantando. Canta la marchita en versión libre. Llegan cantando a los jardines privados donde se cuecen las habas de la Memoria el hitazo del olvido y la reconciliación nacional, llegan cantando y levantan del brazo a esos microemprendedores del verso lírico nacional (y popular) y los suben al micro escolar de una colonia del IMOS ¡y van todos cantando contra el chofer hijo de puta que no canta! ¡Cornudo que no canta! El pendejo recontracheto en la esquina de Salguero y Alcorta se baja del auto y alza al que en la silla de ruedas le pide guita y lo lleva a upa hasta la estación del tren a Morris. Los dos van cantando la misma canción. Qué buenos son los padres salesianos, qué buenos son que nos llevan de excursión. Ya tengo la mochila preparada, ya me voy a la estación. Cantan todos el hitazo de la canción de la gente. La canción del jinete. La canción del ojete. Los nuestros cantan canciones viejas de la guerra que no son "una que sepamos todos". ¿Quién quiere ser llorando el ortiva de la tierra que no canta?, se preguntan por mensaje de texto. Esta noche junto a la hoguera entonamos las canciones mas sorderas, y el jefe del campamento contará unas historias de miedo. Soy falangista, me voy de excursión, soy falangista, me voy de excursión.

lunes, junio 29, 2009

Por muy poquito...

Ganó la canalla.

"Que voy a hacer un cambio, por una vez en mi vida..."

Se cerró un ciclo. El ciclo político que quizás para algunos se abrió en el voto "no positivo", quizás para otros en la dinámica inicial de la 125, quizás para otros (mas sutiles) en la campaña entre Rovira y Piña, etc., pero lo cierto es que en el transcurso del 2008 pasó algo "grave": se había vuelto demasiado viejo el resultado electoral del 2007. El magma se movía bajo la superficie. La profundización del cambio (consigna electoral del 2007) entendida como institucionalización, y, a su vez, entendida esa institucionalización como canalización burocrática (y no como ofensiva en la conquista de nueva legalidad) fue barrida por un huracán de energías sociales inesperadas. Quiero decir: el proyecto de retenciones móviles, una posible nueva ley de medios, o la estatización de AFJP's, podían ser interpretadas como "profundización institucional" por unos tanto como "salto al vacío" por otros. Ganaron... los otros.

Hay en la sociedad enquistada una idea de que la palabra institucionalidad remite a un imaginario mucho mas conservador, de fortalecimiento de "lo que hay", mas que de creación de nuevas estructuras. Y los modos protocolares y legislativos (oratorios) de Cristina caminaban en esa dirección: la presidenta llegaba para emprolijar la narrativa kirchnerista en un clima de foros mundiales, e "inventaba" una palabra (s i n e r g i a) que parecía un signo de los tiempos. Como si a Néstor le hubiese tocado hacer "la tarea sucia". Ya lo dijimos alguna vez: Néstor en sus 4 años eligió enemigos "externos", y consolidó una minuciosa estabilidad económica, un verdadero "clima de negocios". En el 2008 se eligió un enemigo que aparecía tan "lógico" como los otros (como el FMI o los militares genocidas) pero que estaba adentro de la sociedad. La alianza de la vieja Oligarquía agraria y la nueva burguesía agraria, mas todo el tejido agroindustrial (siempre subestimado), estaba demasiado viva como para componer el papel de un viejo actor del Seminario de Liberación Nacional: la "puta oligarquía".

Se cerró el ciclo de precipitación social: la sociedad avanzó sobre el kirchnerismo. Lo reetiquetó. Le puso su nuevo precio popular. Los índices del Indec se invirtieron: también el gobierno creyó en un índice de popularidad que no existía mas. La distribución del ingreso adquirió un status diferente, abstraído de la conflictividad social de las pujas distributivas, algo de lo que balbuceamos acá. Cambió la versión de los hechos: ingreso universal, un Estado sin intermediarios, la vuelta a un cauce institucional natural. Quién hubiera dicho que "la vuelta del Congreso" iba a ser la marca de Cristina.

"Río profundo" dijo Alberto, el que nunca se tendría que haber ido. "Va a asomar el río profundo", le dijo a Néstor.

Quizás comenzó el gobierno de Cristina, no el gobierno que hubiera deseado, sí el gobierno que debe administrar una crisis política sobre una superficie económica envidiable para muchos ex presidentes, el gobierno que debe solucionar el Indec, que debe sacar de escena a Moreno, que debe "cajonear" algunas pequeñas revoluciones, la disolución definitiva del kirchnerismo en peronismo. Y la vuelta a una nacionalidad política: qué difícil era mirar globalmente los resultados, unir el resultado nacional en el medio de todo esa cadencia de territorialidades.

El kirchnerismo perdió apego con la sociedad, una sociedad que se relanzó a conquistas materiales y espirituales después de una crisis, y que llevaba un mapa genético tallado en la década a la que el kirchnerismo había decidido demonizar: la del '90. La mala lectura de lo que pasó allí, la mala lectura de lo que la sociedad sufrió (no en términos victimistas) en esa década, de los cambios, de lo que llegó para quedarse, arrastró un vaticinio voluntarista: la salida trágica de la convertibilidad no significó un cambio tan cultural como el que pudo ser leído dentro de ese universo simbólico tan vasto, que incluía la "caída de las Torres", la degradación bushista del Consenso de Washington, etc. Las proteínas ideológicas con que se quiso alimentar a un cambio de época fueron excesivas. Sí, hay que decirlo, en los '90 Kirchner, el gobernador, ocupaba el mismo lugar simbólico que hoy ocupa un ferviente gobernador sojero, enamorado de su regionalismo. Kirchner era un sojero de aquellos años, un sojero del oro negro, y es casi una reivindicación decirlo.

El voto a De Narváez es lógico: la sensatez mercantilista que regresa a ajustar la política, que "economiza" la política, que la devuelve a su cuota suficiente. El kirchnerismo se enamoró de una palabra Pueblo, una palabra que ya la sociedad abandonó, que mandó a algún museo metalúrgico que visita gente (como uno): consumidores de la cultura de los vencidos.

Pero bueno, esto es un poco canalla: ordenar las ideas críticas en una noche crítica. Lo cierto es que las sensaciones se cruzan al igual que los pensamientos, como ráfagas. Por ejemplo: el "estimulante" triunfo de Pino lo sería mas si no hubiese sido tan celebrado por Macri y si no hubiese estado basado tanto en reponer el supuesto imaginario degradado por las políticas kirchneristas. Porque por mas Artemio que uno quiera, la campaña de Pino se basó en contrastar la raíz del pensamiento nacional y popular con el "kirchnerismo". Yo haría un ejercicio googlero: ¿cuántas veces nombró y a partir de cuándo Bonasso los glaciares o la Barrick? Después de cinco años encontraron la baldosa floja. ¿No hay en el triunfalismo de Pino otro aire mas de la "vuelta de los 90"? ¿No fue el kirchnerismo una buena lección de cuánto y hasta dónde se puede gobernar una sociedad "por izquierda"? ¿Me estoy volviendo conservador? Sí. En los términos temporales en los que le gusta pensar a nuestra pastoral social: lo que empezó en el 76 es también una marca "modernista" de hasta dónde puede ingresar la política en la vida de la gente. La sociedad del 76 / 01 es una sociedad que se quería sacar a la política de encima. ¿Cuánto cambió hasta hoy? Pero sobre todo: ¿cómo se cambia eso? (El kirchnerismo no es la política on line con Derechos Humanos, ni es cortamoelbacalao.blogspot.com, ni la venganza de los blancos evangelizados en las aguas servidas del conurbano contra los blancos de la transparencia que creen en Dios. No: el kirchnerismo es un estado crítico.)

Ahora Cristina tiene dos años y medio, pero no para "empezar todo de nuevo", sí para demostrar que la democracia es esto: el espejismo de que todo cambia para preservar una cada vez mas sagrada continuidad.

jueves, junio 25, 2009

Y casi al final...

y si sos de Vicente López, y sólo de ahí, y tás indeciso... Por el Escriba. Sólo por él. Nada menos que por él.

Una veda es como esto. Y acá adherimos a la veda porque sí.

Que entren los amigos, que ganen los compañeros, que pierdan los malos.


Hasta el lunes.

De Narváez

Yo no podría entrar a la conciencia del voto De Narváez, pero es posible hipotetizar que la incapacidad de su comprensión radique en la incapacidad de pensar la década del '90. Por lo general alumbró en esta década actual (contigua) una predisposición a pensar a aquella como una década "traumática", como si lo que hubiésemos vivido fuese el fascismo, y todo el pensamiento crítico se hubiese invertido en eliminar el virus. Yo me guío por la sensación de que la alianza cultural de clase que unió y enlazó a vastos sectores de la sociedad en el menemismo, en esa suerte de "armisticio" del peronismo (de indulto general), consagró a una alta cultura: la progresista, a la que pertenecemos (en la que pagamos nuestro monotributo social). Y que corta transversalmente a la cultura política: entre grasas y populares. La televisión privada es el hilo visible e invisible: la antena de Direct Tv en la "villa" que denuncian en Radio 10, cuando escupen para arriba. Confieso que entiendo mas el voto urbano a De Narváez que a esa ACyS (sigla que parece el nombre aggiornado de una empresa del Estado), siendo que no soy un anti-radicheta, por el contrario, confío como dice el compañero Remo Gatti, en que se necesita un radicalismo fuerte de nuevo. ¿Por qué entiendo ese voto? ¿O qué entiendo de ese voto unionistapró? Me pongo gonzalista: De Narváez es el río profundo de esa alianza que no ha cesado. Por eso el mejor cuadro para ofrecer de este lado es Scioli. Desde el principio de este blog confiamos en que esta era una década del 90 bien hecha. Y que lo que se iba a facturar electoralmente no era la capacidad de rebajar el mundo social a los términos clericales de una "economía social", sino potenciar las pautas culturales de consumo a un realismo macroeconómico, a un relato periférico doble: que vuelva a poner lo social en lo político, y la nación en la región. Derrame real. Entiendo el ocaso de Carrió: si fuese de derecha no le confío el voto a quien ni siquiera respeta su contrato electoral (con el progresismo originario). Entiendo el desgaste kirchnerista: hay que volver a las fuentes calmas del partido único pejotista que devuelva la confianza de nuestra lumpen-burguesía en él. Entiendo el voto De Narváez: si esta década jugó ganadores, ¿por qué la política no se identifica con ellos? Votar a Heller y Kirchner es votar a Scioli. Ojalá ganemos, como mi pálpito dice que será.

Mario Arteca

5 X 1


(el mejor spot leeeeeejos)

miércoles, junio 24, 2009

Cosas que uno aprende

Fraude: una forma de decir que no perdí.

Teorías Conspirativas: un pensamiento frívolo.
("Yo te digo la posta, papá, a Juez y a Pino los banca el gobierno.")

TC: "como las brujas".

No hay "almas bellas".

El voto a Pino: a la larga sirve si eso saca de juego a Carrió.

Lo dijo Pinti: la izquierda es kirchnerismo.

Pino + Pinti: Carrió.

(¿Por qué tanta melancolía? "Había una vez un pueblo, una lengua..." Perdonen un poquitito mas a la sociedad en la que viven. Un pueblo que no está en la palabra pueblo, una memoria popular que no es popular. La única aventura intelectual debería pasar por reconstruir los puentes de la continuidad, como dice Alejandro Bárbaro: ¡esto se llama Frente para la Victoria! ¡Es el tren de los que están podridos de perder!)

Las 5 diferencias entre lo que dijo De Narváez en A dos voces y lo que dijo en Desde el llano dos días antes, la frase en la que Ricardo Alfonsín no usó la palabra diálogo, la razón por la que Margarita nos cae bien, el día que Cristina eluda su fastidio a los cronistas para hablarles a "los que la miran por tevé", un festejo así que es siempre de los otros...

Alerta: no se encontró la caja negra del avión 70 en las profundidades del Río de la Plata.

(Lo único que nos asegura comprensión del kirchnerismo es una revisión de los años 90.)

Pino se saca la escafandra, sonríe y saluda a cámara.

No encontró la caja negra de los años 90. Ahora busca la kaja negra de estos años. ¿Ninguna época tiene caja negra? No se encuentra lo que no existe. La profundidad está en las apariencias, dijo Tu-Fú. Y otra vez dijo: caminamos por un mosaico de espejos rotos.

Usé esa frase mil veces. Nunca entendí lo que decía. Cosas que uno aprende con mas facilidad: a hablar lengua muerta.

Razones

"La fuerza que nace del odio del otro."

Tipos así quieren que Kirchner pierda.

martes, junio 23, 2009

Este es uno de mis blogs favoritos... y lo escribe alguien que no vota a Heller. Heller confirma la vocación transversal del kirchnerismo. La ciudad líquida que se nos va de las manos podría ser articulada bajo un latiguillo con el que -por lo general- se acaban las discusiones (sobre todo en ámbitos domésticos): no hay poronga que te venga bien. Y sí, esta ciudad, la de la invención delarruista, la del experimento post-menemista (¿se acuerdan? Menemismo: cuando como nunca antes el peronismo fue tan amplio) hizo lo que "hacen" los grandes artistas: en algún momento queman o arrojan por la ventana su gran obra. De la Rúa expresó el karma de nuestra cultura política: la de un mundo no peronista que paga el precio de las cosas que no incubó ¡como si fueran propias! De la Rúa es hijo de su propia necedad: quería ajustar la modernidad argentina a la fantasía de una filiación azul. ¿Capitalismo sin saqueo? Los herederos del menemismo se abrazaron a una bomba. Ahora es al revés: abrazarán una Gran Obra de Gobierno. Quiero decir: ¡qué bueno sería heredar al kirchnerismo siendo alguien "nuevo en la política"! ¡Vos! ¿Hay algo mas viejo que Pino, Macri o De Narváez? ¿Hay algo mas nuevo que Pino, Macri o De Narváez? Kirchner. O sea, alguien que nunca, nunca, nunca se sabe lo que va a hacer.

Razones para votar a Kirchner (vía Heller)

por Pablo E. Chacón

Porque resulta imprescindible para sacar del tablero a Francisco de Narváez –su demagogia, autoritarismo reprimido y modales de padrecito.

Porque su presencia garantiza el paso al frente de Macri para la carrera presidencial, y se haga público entonces quiénes componen la banda ancha detrás del títere.

Porque la clase media lo detesta, la clase media que golpeó puertas de cuarteles, festejó a Videla, a Menotti y a Galtieri. Porque lo detestan los multimedios, los taxistas y los porteros.

Porque relanzó al socialismo pedagogo y republicano a la confrontación. Porque recordó que la lucha de clases todavía es la partera de la historia. Y porque olvidarse de nombrar a Perón y a Evita pone los pelos de punta a los guardianes de la doctrina.

Porque despejó tres dudas sin emitir juicio: el oportunismo de Solanas, el machismo de Elisa Carrió en la era de los impares, la cobardía, disfrazada de reserva moral, de los cuadros de la CTA, dispuestos sólo a dar pelea cuando sea la hora de la gesta magna.

Porque nunca se ausentó de la política ni dejó de pensar políticamente la industria de la sospecha y la psicologización de las decisiones estatales, presentada por los gacetilleros ruralistas bajo fórmulas tales como es el problema de mirar mucha televisión o ahora el entorno del matrimonio exagera su angustia con las imágenes que llegan desde Irán.

Porque si los medios se imponen sobre los fines no usa gente buena para hacer supuestas maldades, sino a muchachos malos de verdad, no a chivos expiatorios.

Porque exige una teoría de la interpretación: mediante sobreentendidos, deja adivinar lo que quiere decir, desmentir ese rumor y después reforzarlo, de manera tal que nadie crea en la noticia anunciada. Y entonces, cuando todos miran para otro lado, darla.

Porque entendió a la sociedad del espectáculo. Porque no moraliza. Porque espera. Porque insiste. Porque todavía es el único capaz de reventar el casco viejo del aparato peronista. Porque sabe que el peronismo sin la religión, no existe, y que la religión no siempre es católica, apostólica y romana. Y porque cuenta con el voto de Juana Bignozzi.

sábado, junio 20, 2009



(En la Argentina de hoy no puede haber bipartidismo porque no existe el empate. No hay dos mitades, "dos mayorías" virtuales que intercambian su "mitad mas uno" según sople el viento. No. Tendremos este trípode de dos peronismos y un radicalismo unido. Ese es el único equilibrio de fuerzas. La derrota de Lole y el triunfo de Juez son el dato político que diluye al peronismo federal de centro, con la consecuente avalancha post-electoral de Das Neves y demás oportunistas así. Pero entre Kirchner, Macri y Scioli podría estar el 2011. Si lo de Pino sirve para algo que sea para que Lilita no llegue al Congreso. Solá, en una entrevista imperdible, advertido por Eliaschev de las sospechas sobre los "pases posteriores" y las reunificaciones a las que después de las victorias/derrotas los justicialistas "nos tienen acostumbrados", ofuscado como anda, se limitó a responder con lo mejor de su lengua: "si en Argentina hay tantos políticos peronistas será porque hay millones de peronistas". Para completarla remató diciendo que él, como decía el General, lleva el bastón de mariscal en la mochila, y que después de la 125 apuntó a Néstor y le dijo "no me conducís mas", y se fue junto al 30%, es decir, unos cuantos millones que retiraron el apoyo al gobierno. Síntesis mental de una semana agitada: el menemismo amplió las bases del peronismo, porque el menemismo mantuvo la lealtad de los humildes, pero reconcilió a sectores sociales medios y altos a una versión aggiornada y globalizada. El menemismo fue, digamos, el peronismo mas amplio. El kirchnerismo, entonces, ofrece devolver al peronismo a una mas acotada mitad + 1 (tensa, histórica y revanchista). Y por eso somos kirchneristas. Por afuera, entre los pro-peronistas y el peronismo federal, se asumen las versiones "de unidad" y "reconciliación nacional". Todos son peronistas, pero eso quiere decir poco en días como estos. ¡Compre nacional!)

viernes, junio 19, 2009

Stratocaster Boogie

Estoy con Pappo's Blues. ¿Cuántos discos hay? Tengo el 1, 2, 3, 4, 6 y 7, me falta el 5. ¿Pero en cuál termina la serie? ¿En el 7? El 7 es un mejunje de grabaciones de algo que no pudo ser "en vivo", un gran disco de descarte, un caos editado en 1978 que bien podría cerrar la serie. La poética de Pappo arranca en los títulos: "Los libres pecan por ser libres" en el volumen 6 (del año 1975) es toda-una-definición... Francamente desconcierta el rollo epocal de las letras de estos discos ahogados en una aplanadora musical que hace de la voz de Pappo una de las mejores, lejos. "Sandwiches de miga" sólo puede querer decir algo: su resistencia a la sicodelia. Pappo no delira, a Pappo se le vienen los sánguches encima, Pappo es resistencia al ácido. La bellísima "El palacio de la montaña de invierno" es una pausa necesaria si uno oye todos esos volúmenes juntos (y si encima se escuchan como música de máquina del filme Juventud Sindical Peronista) y termina el volumen 4, que es uno de los mas duros. Las ediciones tienen un comentario del Groso Alfredo Rosso. Hay de todo: desde el adelanto a la boludez blusera de "Fiesta cervezal" hasta canciones de época que podrían ilustrar un filme, si en la Argentina hubiese un verdadero cine político que revise los años 70 (¡con la prohibición de cualquier historia que abarque el proceso!). Mi tema favorito: "Sucio y desprolijo", del volumen 3. ¿La mejor tapa? Dos: la del volumen 1 y la del 4. ¿Ese blues es el último tango?

jueves, junio 18, 2009

La concha de tu madre

Taxi. 16hs. “¿Y Maestro... a quién vota?” “Noooo, yo lo voté a Macri el año pasado. Pero ahora no me gustó lo que hicieron. Eso de poner a la mina en la lista. Y tampoco quiero votar a Kirchner. Los primeros años me gustaron, pero tienen que tener menos poder. Voto a Pino.”

Pino ni sabe quién lo vota. Pero esa nebulosa es nociva. No lo votan los que lo acompañarán en una gesta patriótica de hacer andar el tren para todos. Los que lo votan... ¿se imaginan en el quilombo que se meten? Pero claro, Pino instrumenta un mensaje similar al de la vieja Carrió, antes de su era rostizada. Pino actúa sobre la superficie de los efectos culturales de un mensaje enajenado de sus últimas consecuencias: es un discurso de guerra virtual celebrado por los guardianes de la paz y el orden futuro. Celebrado por-los-que-no-le-creen. Pino es la mosca en la sopa de una situación que anticipa en su descontrol un inevitable ascenso de la derecha. Voto mas, voto menos, eso es lo que va a pasar. Elección mas, elección menos, eso es lo que viene. Un duro hierro de equilibrios sociales que asusta incluso al mismísimo Ténembaum: "¿se viene el derechaje?", le preguntó a un Macri desbocado. Pino es la perfecta contabilidad de los bienes materiales con que se cocina la nueva hegemonía cultural de los vencidos, después del lapsus kirchnerista. Después del mejor gobierno del orden democrático.

La CTA tiene esta fe en su centro: el pueblo no es capitalista, es puro, resiste, viene del fondo de la historia... Aunque venga uno solo desde Chilecito en pleno '91 con la bandera argentina en alto... eso se llamará ¡Riojanazo!, ahí estará el pueblo, y no en la verga que vacía góndolas cuando viene la buena. Por eso cualquier dirigente (aún el mas pedorro) de la CGT se parece mas a la idiosincrasia de sus bases que los otros que “cortan la ciudad” para reclamarle al mundo un “Blindaje Social”. ¡Qué poco le sirve el clasismo a la clase obrera!

Tengo espuma.

Tengo la sospecha de que si hacés una charla en Chimbas, o en Rawson, e incluso en Jáchal, sobre la Barrick… tenés que salir con los micros de acá. Porque no va nadie. ¿Por qué no va nadie? Porque el progreso tiene olor a podrido.

Yo-también-fui-un-pelotudo-solidario-contra-la-Botnia, te lo reconozco viejo amigo.

¿Se le puede preguntar a Michetti de qué mierda sirve la influencia clerical del Cardenal Bergoglio? ¿En dónde –además del aumento de los subsidios a la educación privada- se nota la influencia de una sensibilidad que se dice cristiana? ¿En las políticas sociales que se vanaglorian de sus “desalojos silenciosos”? ¿En la focalización de la focalización de la focalización...?

domingo, junio 14, 2009

Cariátides de la civilización

1

Recuerdo algunas campañas en las que participé. Fueron universitarias, casi todas alrededor del clima del 2001, y en una facultad que (¡por el amor de Dios!) alguna vez debería barajar y dar de nuevo. En una de esas elecciones nosotros (un nosotros entrañable y remoto) nos habíamos apropiado de una consigna bastante elocuente y clara para lo que era el microclima del 2002: “Caminaremos al paso del mas lento, pero caminaremos todos juntos”. Una cosa rápida: la preferencia de la “retaguardia” era nuestro gesto político en un contexto asambleario, cuya consigna prefiguraba la catarsis elitista mas obvia de la izquierda: “democracia de los que luchan”. Nosotros, en cambio, optábamos por una “fórmula de consenso”: no estábamos dispuestos a renegar del todo de la idea vaga e iluminista ¡de que marchamos!, pero sí a tener paciencia con aquellas "mas opas que se quedaban al final". Portadores sanos de las condiciones de la época. Bergoglio también poetizaba la era ("ponerse la patria al hombro"). Eran años de experiencias espantosas y semi-heroicas, con una izquierda subida al lomo chivado de algo así como-una-sociedad-en-llamas. Puedo decir esto en mi defensa: después del estallido del 2001 nos quedamos discutiendo un año con el trotskismo no sólo su interpretación de “aquellos días que estuvimos en peligro”, sino su aplicación destructora sobre una institución como la carrera de Sociología. Los troscos querían introducir el voto universal dentro del sistema de elección del director de la carrera, y uno es capaz de todo, de defender el clientelismo bonaerense con argumentos épicos, pero no de soportar la comida de balero que los troscos “le hacen a los pelotudos que entran al CBC”. Recuerdos trotskistas sueltos: el consejero del PO interrumpiendo una reunión del Consejo de la carrera al grito de “disculpen, se empiezan a escuchar las primeras cacerolas, yo me voy junto al pueblo”. Estábamos en el corazón de Barrio Norte, a un par de cuadras de Santa Fe y Callao, en los primeros días de un marzo que empezaba a apagar las brasas de ese verano/12. Así que la cosa duró poco, y sólo se trató de un cacerolazo espontáneo un poco mas efímero y conciso, por lo cual, al rato, ya andaba de vuelta el muchacho en un rincón espiando las vicisitudes de esa oscura reunión que pretendía empezar a discutir el cambio del sistema eleccionario, hasta que en el bullicio se sentó de nuevo en su silla. El PO, como toda la izquierda, no tenía nada que hacer en la calle, estaba metido hasta la médula en la posibilidad de ocupar instituciones bajo el manto negro de aquellos días: vaciaba las instituciones para colarse en ellas, básicamente. Su otro aporte fue desmantelar las asambleas barriales. De eso no sé mucho, lamentablemente no participé de ninguna (aunque admito que ganas no me faltaron). Otro recuerdo. Un militante del trotskismo, uno “independiente”, hacía algo que era básicamente así: interrumpía la clase durante los “días de campaña”, se imponía con un criterio “democrático” (hacía votar levantando la mano a los estudiantes para que aprueben o no la interrupción de la clase) para luego (cuando casi siempre la clase aprobaba su interrupción) decir: “yo no vengo a pedirles que nos voten…”. Había en ese método mixto de simpatía a los estudiantes (por ser estudiantes) y de rechazo a los profesores (por ser “la autoridad del aula”) la prolongación de una complicidad adolescente de hinchar por lo mas joven, cuando lo que se hacía en realidad era pasar por encima una situación de producción que incluía centralmente al único asalariado de esa escena (el docente). En esa época era mas común que ahora oír la plegaria contestataria liberal: “un pobre hachero tucumano que compra su pan, y con el pan paga el IVA que abre las puertas a esa rebeldía pública y ajena de las universidades gratuitas a las que no entra”. Ahora que me estoy haciendo mas viejo me doy cuenta de lo que el trotskismo es: un modo muy claro en el que ciertas formas de lo político (ese intento de “dominación del otro”) se vuelven fatalmente evidentes. Costuras de la política. Quiero decir: si todo proyecto político es un proyecto de dominación, hay un ingrediente en todo trotskista en el que esa primera voluntad de dominación, y por “las causas últimas y trotskistas de esa dominación”, aparece redimida y desnuda (“sí, yo te voy a decir exactamente lo que vos tenés que hacer”). Sí, el trosco hace lo que todos quisiéramos hacer. Toda política es trotskista. Trotskismo de derecha, trotskismo liberal, trotskismo trotskista. Quiero decir: el trotskismo argentino es la forma que inventó Dios para mostrarnos el modo extremo en que la política se parece a un fundamentalismo religioso. Pero Dios nos quiere moderados. Dios tiene Criterio. Yo aprendí MUCHO de la vergüenza ajena de mirar actuar a un trosco. Y, en el fondo, los quiero. No obstante, decía, las elecciones eran un problema de conciencia: el secreto aparecía revelado, ya no eras el tipo que estaba en los conflictos, que daba el debate, que se anotaba para hablar en una asamblea, o que la aparateaba. No. Ahora eras el tipo que decía: votanos. Que le ponía “valor” a todo eso que habías hecho durante un año, renunciando a tu vida. La elección era el momento de la verdad. Era el momento en el que los demás podían decir: "ahhhh, era por eso, querías mi voto". Por supuesto que no pasaba las campañas “pensando en eso”, en el pudor por ese “arremangarse y pedir el voto”, pero admito que había un momento de esa semana, quizás apenas una tarde, en el que la inhibición me oscurecía. Se me apagaba la lamparita. Quedaba en penumbras. Yo admiro profundamente cómo un trotskista va al frente. Sí. Hay que ser un poco trosco en estos días. Y no tendría otro modo de decir cuál es mi situación, mi sensación y mi temperamento cuando de campañas se trata. Siento que pedirle el voto a alguien es demasiado. Es algo IMPORTANTE. Y soy de esos a los que les cuesta “ése” momento, no los anteriores, no los posteriores… ése.

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¡Qué aburrido es el lugar destinado a “los políticos en campaña”! Es el momento en el que vemos cómo un montón de hombres y mujeres se dejan pegar mucho. Es el momento en el cual uno siente que la sociedad no les debe nada a ellos, ni a sí misma, donde la sociedad actúa como en una gran cámara oculta. En ese estereotipo del “que besa niños”, del que se ríe de los chistes (siempre incómodos) que lo tienen por objeto, ahí, hay un profesionalismo socialmente necesario: esa imagen es la negación de la política y el poder. Se muestra al político "sujetado" a lo sociedad, sumiso, débil, pedigüeño. Una campaña es un momento en el que la política borra las mediaciones y se "ofrece". Es un momento en el que muchos desean la explosión moralizante de la sociedad. Y un día las campañas terminan.

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Voy a hablar de mi bolilla. Voy a hablar del kirchnerismo en campaña. No de las acciones puntuales, actos, afiches, etc. No. Del sentido de la campaña. El kirchnerismo (en su versión dura) es una campaña que sigue haciendo kirchnerismo: en cuanto a que reintroduce el conflicto en el eje electoral. El kirchnerismo dice: si votás, te metés en el lío. Hace exactamente lo contrario a lo que se le pedía que haga: otorga a la campaña y al voto el símbolo de un desempate, dota de ideología a ese voto. No busca sosiego, ni la armonía secular cuyo centro ocupa la masa gris de indecisos. El kirchnerismo hace campaña con su sola mejilla al rojo vivo. Con lo cual, asegura en el campo opositor, su versión de que es necesario mostrar que el consenso se halla en el fin de esa dialéctica adversarial (kirchnerista). La sociedad pide cordura, diálogo, sensatez, institucionalidad, según la oposición. Y bajo esas palabras hay formas no sólo de atemperar el ánimo del energúmeno kirchnerista, sino una advertencia social mas profunda. Una advertencia que quiere sosegar a un ánimo social que el kirchnerismo intenta desatar. Distribución a través del conflicto vs. Distribución a través del consenso es lo que está en juego. Y en los relatos opositores pareciera que las acusaciones cruzadas sobre el oficialismo revelan la posible violación a las reglas constitutivas que éste comete. Tanto la dialéctica “contra el Régimen” del radicalismo mas radicalizado, como la sospecha estimulada y fantaseada “del fraude”, fuerzan en su relato ese suelo quebradizo y empujan los límites sobre la fe misma en el sistema. “Si los votás a ellos es porque te compraron, pero si nos votás seguro que te roban el voto.”- así reza un callejón sin salida. Lilita dice que en el 2007 hubo fraude, e insiste con el ejemplo de que en una remota mesa del conurbano un policía agarrándose el arma intimó a que el votante que decía “que faltaban boletas” vote “entre las que hay”… Decir que ganaron los otros con fraude es una forma heroica de decir que no perdí. Pero en este blog no creemos en motivaciones tan vanidosas: la oposición se plantea la desaparición del kirchnerismo violando el principio de credibilidad en las reglas de juego, volviendo invisible o vaporosa esa boleta que tiene el ciudadano en la mano, de manera de borrar por anticipado una lectura sorpresiva: los resultados que las elecciones arrojen. La oposición fabrica su artefacto del 29: si no gané, tampoco perdí. Ése es el núcleo de un fundamentalismo anti-democrático verdaderamente peligroso. No el trotskismo que se vuelve loco para que lo votes, sino el de quien niega la existencia social y electoral del que no lo vota.

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E.M.E. en un libro de lectura obligatoria (“¿Qué es esto?”): “El hipócrita no engañaba, representaba”.

viernes, junio 12, 2009

Acá no había un blog (2)

Porque devolvió el conflicto a la sociedad. Porque sí. Por el orden, por el orden, por eso que no sabemos cómo decir. Porque hay paritarias. Porque hay empate. Porque clausuró el ciclo Derechos Humanos, el "trauma", inaugurando el fin del duelo y el comienzo de la gramática de la continuidad. Porque sí. Porque amplió la base de la gobernabilidad, ese estricto teorema... Porque mejora la mirada hacia atrás, hacia las "décadas de lo perdido". Y acentúa el corte ese que nos permite, quizás, no ceñirnos mas por el relato bíblico de todo lo que empezó "un 24 de marzo...". Es la condición del olvido. Kirchner levanta para una raza que puede decir: somos nosotros los que construimos el orden democrático. Kirchner no es Cobos. Kirchner no es Lilita. Kirchner no es Macri. No es Scioli, ni De Narváez. Pero Kirchner los salvó. Devolvió el conflicto no es: lucha de clases. Ni es Sumo. Democracia es conflicto. Democracia para el conflicto. Ley. ¿De dónde nace la ley, padre Alfonso? ¿La sangre prometida de las clases dominantes? Yo quiero ser llorando el ortiva que te dice: Kirchner es la ley del mas fuerte. Progresismo es la periferia en el centro. No es otra cosa. ¿Recordás lo que dijo Agustín P. Justo? "La sociedad se está transformando en su contextura, una noble aspiración de más igualdad, de mejor distribución de los bienes materiales, empuja y guía a las masas ansiosas de gozar bajo el sol..." Yo quiero ver llorar al ortiva, mamá. Lo mas revolucionario del pueblo es su deseo: ama el capitalismo, la flecha de fuego que apunta al corazón y enciende la llama eterna... ¡Un nuevo shopping! ¿No éramos menemistas y defendíamos la artesanía cultural del pequeño almacén al que venían a arrasar? ¿Lo recordás? K es menemismo real, menemismo de fronteras. Las familias que llegan por avenida Vergara al Jumbo Plaza Oeste. Kirchnerismo idealista, medido en splits, aires, celulares, ventiladores de techo... Tinelli con Derechos Humanos. Sí, porque lo que mas me copa, lo que mas me enferma, lo que me saca, lo que me pone loco de garantías, lo que me abre el corazón, mamá, es la forma en la que impuso su humanismo... ¡a lo bestia! La democracia no es una dictadura blanda, la dictadura está privatizada. Es el orden bárbaro ahora en que todo es barbarie. Barbarie o barbarie. Barbarie y barbarie. Y sin embargo, esta presidencia salida del fango, y que preserva uno de los pocos relatos (¡vamos por el nudo! ¡se viene el desenlace!) con su globo continental... oh globo: dicen que debemos entrar al mundo, pero yo voto a los que dicen que nosotros también ya somos mundo! Ya somos mundo.

martes, junio 09, 2009

Todos montoneros.

Nos llega

vía Emiliano Quinteros

APOYEMOS LA NUEVA LEY DE COMUNICACIÓN DE LA DEMOCRACIA
POR LA INCLUSIÓN DEL DERECHO A LA COMUNICACIÓN DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS EN EL PROYECTO DE LEY


Exigimos:

-que el derecho a la comunicación con identidad sea reconocido a los Pueblos Originarios incluyendo una nueva categoría de Pueblos Indígenas diferenciada de los medios comerciales, comunitarios y públicos, respetando así los derechos reconocidos en la Constitución Nacional y en los convenios internacionales
- una Radio AM y un canal de TV abierta por Pueblo Originario.
- una FM por comunidad.
- dos representantes de Pueblos Originarios en el CONSEJO FEDERAL DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL
- dos representantes de Pueblos Originarios en el CONSEJO CONSULTIVO HONORARIO DE LOS MEDIOS PÚBLICOS
-que se respete el Libre Consentimiento Informado Previo para el otorgamiento de Licencias a Medios Indígenas. Es decir que se respete el derecho a la ser consultados los pueblos a través de sus organizaciones políticas.

Por la restitución de la palabra a los Pueblos Originarios, por el derecho de todos y todas a la comunicación

MARICI WEW, JALLALLA, KAUSACHUN, OIMEÑO ROIKO, JAYLI,!!!

ORGANIZACIONES DE PUEBLOS ORIGINARIOS: OCASTAFE-CONSEJO DE CACIQUES DE LA NACION GUARANI-ASAMBLEA PUEBLO GUARANI-FEDERACION PILAGA-PUEBLO KOLLA DE LA PUNA DPTO. YAVI-INTERTOBA-CONSEJO DE LA NACION TONOKOTE LLUTQUI-KEREIMBA IYAMBAE-UNION DE LOS PUEBLOS DE LA NACION DIAGUITA-CONFEDERACION MAPUCE DE NEUQUEN-ONPIA-COORDINADORA DEL PARLAMENTO MAPUCHE RIO NEGRO-MESA DE ORGANIZACIÓN DE PUEBLOS ORIGINARIOS DE ALTE. BROWN-MALAL PINCHEIRA DE MENDOZA-COMUNIDAD HUARPE GUENTOTA-ORGANIZACIÓN TERRITORIAL MAPUCHE TEHUELCHE DE PUEBLOS ORIGINARIOS SANTA CRUZ-ORGANIZACIÓN RANQUEL MAPUCHE DE LA PAMPA-ORGANIZACIÓN DEL PUEBLO GUARANI-QULLAMARKA-ORGANIZACIÓN 12 DE OCTUBRE YOFIS WICHI -CONSEJO DE CACIQUES WICHI DE LA RUTA 86.

viernes, junio 05, 2009

martes, junio 02, 2009

Orden y progresismo (2)

Recomendación del filme “El lobo”, parábola del orden democrático.

Lobo es un infiltrado de ETA. Lobo tiene problemas económicos y es tentado para hacer la tarea sucia. Lobo comienza como simpatizante de una “causa justa”. Pero Lobo tiene un problema antiguo como la humanidad: no llega a fin de mes. Y el camino a la traición tiene el condimento moral y subjetivo con que se cuecen todas las traiciones: Lobo cuestiona los “medios” de ETA para llevar adelante su guerra. Que es, o era, la misma guerra de Lobo. Lobo comparte los "fines etarras". Lobo tiene un plan: subir por las ramas hasta lo mas alto del árbol. Lobo llega hasta la cúpula etarra. El filme muestra que Lobo no es el único traidor, pero sí el único infiltrado. Lobo es un agente sofisticado de una situación cableada por los cuatro costados: Lobo es el ojo de un Lobo mayor llamado Estado Español. Lobo está adentro de una bomba de tiempo. Hay muchas formas de traicionar. Lobo es un filme básico: es un filme sobre la transición democrática. Sobre la bisagra por la que el aparato policial y político español entra en el orden democrático, para producir el orden en democracia. Una guerra sucia y necesaria en una España que recibía inmigrantes políticos y que era transfigurada hacia el paradigma mundial bajo la protección medieval de un Gran Rey, como es el rey español. Lobo plantea dos cosas: que Lobo tiene un plan político que reivindica su traición… ¡porque él es un vasco! Lobo, casi al final, dice algo que lo exime: que él puede arrastrar la discusión interna, ocupar la jefatura, llevar a ETA a la política, sólo son necesarias algunas acciones, herirle un brazo, volverlo “creíble”. Lobo llega a Francia y lobo redime a ETA de las armas de fuego, eso pide. Lobo pide garantías. La respuesta es implacable, tan implacable como previsible, para que el filme “cierre”: los restos franquistas necesitan de ETA. ETA da sentido. Lobo en la boca del lobo entiende el juego: no es represión para un conflicto que nunca cesará de brindar carne de cañón. Lo que Lobo ofrece (ir hasta el final y reconvertir ETA en un movimiento político que abandone el terror) es una "salida política", cuando el terrorismo sofisticado de ETA era la salida política del franquismo. El filme, entonces, narra la traición del Estado al Lobo, cuyo mensaje circular encierra la lección del Estado cuando se entrega a la democracia: no confíes en mi, no confíes en el Estado. Ese fue el mensaje distorsionado de la democracia cuando se ganó la tercera guerra mundial: democracia no es Estado. El filme es un gran filme sobre la guerra moderna, y confirma lo que se necesita para conducir: se necesita militarizar la política, la lengua. Lobo es un filme sobre la necesidad interna de la conducción para conducir: hacer la guerra. Sólo a través de la guerra se conduce como Dios manda. La fe humanista de Fogwill dicha mil veces ("si hubiese habido tiempo para discutir todo lo que había que dicutir... se salvaban las vidas") es la bisagra moral de la democracia: la democracia es el tiempo, es la ocupación del tiempo. El filme repone la traición, deposita la “conciencia hecha concha” de Lobo sobre el Estado Español que le ha pedido un favor: no exactamente destruir a ETA, sino que los ayude a saber qué es exactamente ETA. Poder es saber y saber es poder, como dicen que dijo Fu-có. Ese es el Lobo del filme: un corderito con agallas… Cuando Lobo palpa la encerrona ya es tarde. La traición es el gran tema porque la traición es el gran tema de la política y de la vida. Como este viejo y glorioso post para destronar aquello que, como dijo el gran presidente Duhalde, se reserva un día de la lealtad, entre sus 364 días de la traición.


G

lunes, junio 01, 2009

Orden y progresismo

El voto centro-izquierda…

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Si es útil votar a quien “acompañe lo bueno que el gobierno hace” (llámese ley de medios, etc.), ¿no cabe preguntarse acerca de las razones por las cuales esa izquierda social no peronista no es capaz de acumular fuerzas reales? ¿No cabe preguntarse acerca de la dependencia de la izquierda de las acciones del gobierno? No, parece que no. ¿No es necesario en este contexto brindar el apoyo decidido a un gobierno al que, como dice Recalde en relación a la política laboral, se le pueden recriminar “velocidades y profundidades”, pero no direcciones? No hablo mal del progresismo, cuya marca cultural tan amplia nos incluye a todos. Todos los que leemos Página, o “apoyamos los DDHH”, o escribimos blogs, somos progres, nos guste o no. El progresismo es una línea de tiempo, es la repetición bíblica de que los males se iniciaron “un 24 de marzo”. Después, claro, está la opción de un progresismo orgánico, partidario, puro, desprendido de los grandes partidos, que es una decisión política desafortunada, cuyo pecado central es la ausencia de raíces populares, como dice Torcuato Di Tella. El progresismo no tiene representación de sí mismo, es un virus sobre los demás.

...

El voto universal debería ser una decisión gremial. ¿Cómo está tu bolsillo, tu convenio, tu editorial, tu unión civil, tu patrimonio...? ¿Cómo quedó en estos seis años?

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Quiero decir: si tenés “algunas coincidencias” con el gobierno, en las tan precarias condiciones de la política como les gusta a muchos pensar, ¿sería al nivel de una responsabilidad cívica votar por el kirchnerismo? Bien, estamos desesperados, y ansiosos: es posible que el kirchnerismo gane. Este progresismo real está basado en la tozudez del comando, que no ha abandonado banderas ni estandartes.



Desconurbanicémonos, desatormentémonos, pensemos por un instante en algo mas que las formas duras y la atracción realista de la novela periférica para pensar en el razonamiento central del pensamiento progresista: la izquierda social y su poder de veto, su argumento hegemónico, ¡gobierna Obama! El kirchnerismo, que pone en el centro a las periferias, el kirchnerismo, que es un proyecto progresista, que corre los márgenes hacia el centro con un oleaje incesante, es un proyecto blanco y centralista: rosismo bueno. Restauración progresista.



Son días de kirchnerismo serial. La televisión es la continuidad de la guerra (¡Gran Cuñado!), las condiciones de la guerra (¡26 TV!). Las causas de la guerra.



Después del kirchnerismo, ¿qué es un hombre de Estado? (El “problema Carrió” es que no es una mujer de Estado. Su cinismo bajo humoradas impiadosas, sus denuncias, empujan un diagnóstico (“nos gobiernan mafias, la matriz patrimonialista”, etc.) frente al que uno se pregunta, ¿adónde quiere llevar las cosas?, ¿qué quiere que haga la sociedad con el peronismo legal?, ¿no está volviendo la sociedad del precipicio del “que se vayan todos” como para asomarse a un nuevo abismo?)



País sin kirchnerismo/ nuevo abismo.